En la bellísima localidad de Cucayo, en el municipio de Vega de Liébana, rodeada de bosques autóctonos y montañas, en un entorno natural privilegiado, se encuentra la Posada de Cucayo, inaugurada recientemente, gracias a la iniciativa de cuatro hermanos, Marisa, Alberto, Tina, y Ana, continuando con la labor desarrollada por sus padres, Luisa y Yeyo, que desde los años 70 regentaron un bar en la localidad, compaginándolo con su trabajo en el campo y con la ganadería, que ha sido un referente para todas las personas que han visitado uno de los núcleos rurales más bellos de la comarca lebaniega, al que se accede después de atravesar dos imponentes túneles, y que ha sido declarado Conjunto Monumental, por conservar la arquitectura rural, así como las tradiciones y costumbres.

La Posada de Cucayo se puede considerar un edificio donde se conjuga perfectamente la artesanía pura en toda su extensión, junto con la calidad de los materiales empleados; fundamentalmente, piedra y madera, así como el confort que encontrarán todas aquellas personas que quieran disfrutar unos días del encanto de esta edificación.

Las paredes exteriores están forradas con piedra de cantera; en la cubierta, porches, y corredores, está presente la vieja madera de roble, indispensable en las construcciones de la arquitectura rural lebaniega; además, en el tejado se han colocado 14.000 tejas viejas, lavadas a mano, una a una .

Igualmente, se ha utilizado en la construcción, ladrillo viejo visto, para el revestimiento, y las barandillas y cabeceros, han sido realizados en un proceso artesanal de forja (txt.R.Gest). La iluminación, la pintura, las telas, el matiz del colorido de las estancias y habitaciones, y la reconfortable chimenea en el salón, para disfrutar en las noches de invierno, hace de la Posada de Cucayo un lugar mágico y singular, donde poder pasar unos días inolvidables . La Posada de Cucayo cuenta con diez habitaciones dobles con baño (una de ellas acondicionada para minusválidos), de gran amplitud, y cada una de ellas dotada de un estilo peculiar y propio . Las habitaciones, están equipadas con televisión y teléfono, y hasta en los baños se ve el toque personal que se ha querido dar a todo el conjunto del edificio .

También hay que significar, que desde los balcones se disfruta de un paisaje bellísimo, en un entorno excepcional . Hay porches y jardines.

La Posada de Cucayo tiene un comedor para poder disfrutar de la comida tradicional y casera, con platos como el cocido lebaniego, las alubias con chorizo, la sopa de gallina, las chuletas y filetes añojos, criados por los dueños, así como las morcillas y boronos, productos del matacío de sus cerdos, los huevos de corral, o los deliciosos postrescaseros.

La Posada de Cucayo, cuenta con aparcamiento propio y existe la posibilidad de poder realizar una barbacoa al aire libre .
Otro aspecto significativo es que los huéspedes de la Posada, pueden disfrutar no solo de las construcciones, y conocer las costumbres de la localidad, sino que también participar en tareas relacionadas con la ganadería, labranza, y las labores cotidianas, según las diferentes épocas del año.

Se puede aprender a hacer el pan; participar en el matacío del cerdo; hacer mantequilla, mermelada, quesos; recolectar y elaborar la miel en las antiguas colmenas de corcho; conocer los aperos de labranza; conocer los tipos de árboles y las plantas; sembrar y recolectar legumbres y hortalizas; coger frutas silvestres, moras; etc . Igualmente, ver parir a una vaca, amamantar a los terneros, llevar las vacas a beber o al prado; echar de comer a las gallinas, u ordeñar a una vaca . Respecto a las excursiones y rutas de montaña, son muchas las opciones, y para toda clase de personas, desde conocer antiguas calzadas romanas, hasta adentrarse en el bosque autóctono donde aún habita el oso pardo, y el urogallo, pasando por pasear por los túneles, o conversar con los lugareños .

También, se pueden realizar descenso de cañones, espeleología, montañismo, mountain-bike, parapente, quads, o visitar los monumentos religiosos de la comarca: monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde se conserva el Lígnum Crucis; iglesia mozárabe de Lebeña, o iglesia románica de Piasca, entre otros muchos alicientes, además de ascender en el teleférico de Fuente Dé y visitar el Parque Nacional de los Picos de Europa.